La idea de que la cohesión de un equipo afecta a su productividad se debe al psicólogo australiano Elton Mayo, precursor de lo que hoy conocemos como team building. A finales de los años veinte y principios de los treinta, Mayo defendió en los ya célebres Estudios Hawthorne que el rendimiento profesional de una persona depende de la buena o mala relación que esta tenga con sus compañeros de trabajo.
El mensaje caló hondo en la esfera empresarial, quien, mirando a la competitividad, convirtió el clima laboral en un asunto de primer orden y comenzó a desarrollar mecanismos para mejorar el trabajo en equipo.
Por definición, las actividades de team building son dinámicas y técnicas grupales que combinan diversión, colaboración y el desarrollo de habilidades, para que un equipo aprenda a trabajar de forma más eficaz. Sin estos elementos, de lo que hablamos es de otra psicología laboral llamada team bonding: actividades lúdicas enfocadas a crear lazos interpersonales fuera del contexto laboral.
¿Sabemos diferenciarlas? ¿Nos autoengañamos llamando team building a las cervecitas después del trabajo? Puede que ni siquiera hayas hecho una actividad de team building de verdad en tu carrera profesional… Veamos algunos ejemplos.
Lo que NO
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La cata de vinos o cervezas artesanales
El amplio abanico de catas y experiencias gastronómicas se queda fuera de la construcción de equipos. Por más que los pormenores del trabajo acaben surgiendo en la conversación, en este espacio de desconexión, la tendencia es que el abordaje incluya cierta frivolidad y que se interactúen más con grupos o personas ya afines dentro de la organización.
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Caídas de confianzas, también llamadas Trust Fall
Práctica muy extendida en Estados Unidos, que consiste en que una persona del equipo se deje caer desde una plataforma para que el resto de sus compañeros la coja e impida así su caída. El objetivo es reforzar la confianza dentro de la empresa y la responsabilidad de sus integrantes, pero las críticas son claras: estrés, falta de utilidad y nula orientación laboral. Que alguien te atrape al vuelo, no hará que al día siguiente te hable con otro tono de voz o mejore vuestra coordinación.
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Practicar algún deporte de riesgo
Se da por hecho que las actividades físicas al aire libre son un pasatiempo divertido para todo el mundo. Primer error. Se presupone que sacar a la gente de su zona de confort hará que busque alianzas para afrontar el reto. Segundo error.
Determinadas actividades deportivas fomentan la competitividad, minan la moral y persiguen objetivos a corto plazo no alineados con el trabajo en equipo. Por ello, si se opta por una actividad de team bulding de índole deportiva, será necesario elegir una que garantice la implicación de todas las personas —de una u otra forma — y que promueva la comunicación y coordinación entre ellas.
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Conferencias
Las charlas unidireccionales de la directiva a base de PowerPoint y sin turno de preguntas son antagónicas a las técnicas para la construcción de equipos. Buscando involucrar al equipo en el éxito de la empresa, transmitir la cultura corporativa y reforzar su compromiso, se consigue fingido interés y aburrimiento.
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Espadas de fin de semana
Proponer eventos corporativos en fin de semana o finalizada la jornada laboral es un arma de doble filo. Primero, porque no respeta el balance entre la vida personal y profesional y el tiempo de descanso, y segundo, porque denota una mala gestión de la cultura corporativa. Además, las personas se enfrentan a la incómoda situación de decidir qué anteponen, y el miedo a una valoración negativa si optan por no asistir.
Lo que sí
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Retiros profesionales
La organización de jornadas que combinen actividades de teambuilding, teambonding con reuniones informales tipo One to One o la presentación de proyectos o estrategias, están ganando cada vez más protagonismo. Se les conoce con el nombre de retiros profesionales y su planificación suele confiarse a empresas profesionales en la materia como 4wanders.
Su celebración puede ser en cualquier, siempre y cuando sea fuera del espacio de trabajo habitual. En las salas de Wayco Cabanyal, por ejemplo, tuvimos la oportunidad de acoger las dinámicas de grupo que la empresa Aztec, especializada en ciberseguridad, organizó durante su retiro profesional en València.
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Escape Room
Su fácil personalización y la gran cantidad de habilidades y dinámicas internas implicadas, hacen de los juegos de escape room una de las actividades de team building más populares. En ellos se pone a prueba la lógica, la creatividad, el proceso de toma de decisiones, la identificación de roles, etc.
Otro punto positivo del gaming es que permite a los integrantes vivir situaciones que simulen sus desafíos diarios como equipo y reflexionar a posteriori sobre su desempeño o las técnicas empleadas.
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Programas de voluntariado
Dentro del marco de la Responsabilidad Social Corporativa, muchas empresas proponen actividades de voluntariado en grupo. Estas pueden realizarse de forma puntual o reiterada, y en ambos casos, se contribuye a consolidar los valores de la empresa y se potencia la coordinación para la consecución de un objetivo compartido.
El punto fuerte de esta dinámica — en términos de formación de equipo, por supuesto — es el mensaje que transmite: los objetivos comunes son más importantes que los intereses individuales.
En este tipo de actividad de team building el componente lúdico queda reducido en pro del aprendizaje y desarrollo profesional. Aquí la facilidad para personalizar el contenido y determinar qué nuevas habilidades son más necesarias según departamentos es uno de sus principales beneficios: gestión de conflictos, habilidades de liderazgo, pensamiento creativo, etc.
Lo que sí será primordial es que el componente práctico de estos talleres o formaciones sea elevado.