Flexibilidad laboral: 5 mitos, bulos y estereotipos

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Modelos de trabajo flexible en Wayco Ruzafa

 

De los creadores de “el teletrabajo es vida” y “las plantas son la mejor compañía”, ahora llega  “flexibilidad laboral: mi vida frente al mar”. Nos guste o no, la confusión y las ideas preconcebidas siguen imperando en el imaginario colectivo cuando se trata de los  nuevos modelos híbridos de trabajo.

 

Todavía recuerdo cuando, allá por 2010, una amiga me explicaba qué era aquello de trabajar en remoto. O al menos, su versión idealizada del asunto: “conozco a una chica, de más o menos nuestra edad, que vive en Bali y trabaja a distancia para una firma de moda australiana. Duerme en un hostal con ambiente super internacional, cerquita de la playa y prácticamente hace lo que le da la gana: envía los diseños cuando están acabados y listo.” 

Pero aquello era principios de los 2000 y cualquiera pensaría que, tras habernos iniciado por las malas en el complejo mundo del teletrabajo y disfrutar de una recién estrenada ley que lo regula, ya seríamos capaces de distinguir entre fantasía y realidad. Desafortunadamente, la confusión entre la población es mayor de la esperada y todo apunta que son precisamente las empresas, quienes más perdidas están a la hora de  implantar el trabajo flexible en sus organizaciones. 

Veamos si conseguimos poner un poco de orden.

 

1. No, la flexibilidad laboral no es solo flexibilidad horaria

“Oh flexibilidad, el término fetiche de nuestra sociedad.”

Siendo puristas, ni el Estatuto de los Trabajadores, ni el  Real Decreto que regula el trabajo a distancia en España, recogen una definición del concepto per se.

Lo cierto es que para encontrar a los principales artífices del fenómeno conocido como flexibilidad laboral,  debemos dirigir la vista hacia sociólogos, medios de comunicación y grandes estrategas norteamericanos. 

Como si de una campaña de rebranding se tratara, este tridente ha hecho gala de un profundo conocimiento del individuo, de sus necesidades y valores; para, con un soberbio dominio del lenguaje, crear  un nuevo naming que represente la realidad de las prácticas laborales. 

En la década de los 30 y los 70 se hablaba de transformación de la producción en cadena,  y ahora disfrutamos de modelos de trabajo híbridos, que nos permiten combinar el teletrabajo, con la oficina o el coworking, y las reuniones presenciales con videollamadas. La descentralización productiva de entonces es el trabajador remoto del siglo XXI, y la flexibilidad laboral que solo significaba acabar un viernes a las 15h., ahora es una filosofía empresarial, que se caracteriza por la implantación de diversas fórmulas de organización del trabajo, que otorgan mayor libertad y capacidad de decisión al trabajador(a) en la gestión del tiempo y espacio de trabajo. 

Y ¿para qué sirve, os preguntaréis? Pues muy sencillo: para conseguir el deseado equilibrio entre la vida laboral y familiar, sacar el máximo partido a esos picos de productividad e inspiración que todos tenemos y disfrutar más del pijama. Y por qué no, reconozcámoslo: sentirte más valorado(a) por tu empresa.

 

2. Nómada digital a los 40, ¿verdadero o falso?

¡Sorpresa! Según un estudio realizado por la consultora MBO Partners,  10,9 millones de trabajadores (as) en Estados Unidos se definen a sí mismo como nómadas digitales, y un 54% de estos son mayores de 38 años. 

Y aún hay más. Los datos que arroja el estudio de FlexJobs son dignos de mención :

  • Hay un 35% más de trabajadores digitales contratados directamente por empresas, que autónomos y emprendedores. 
  • El 72% de los nómadas digitales tienen una carrera universitaria. 
  • El 33% de los nómadas digitales cursaron estudios superiores. 

Compramos a ciegas una corriente juvenil que evocaba el movimiento contracultural hippie de los 60, pero los datos nos llevan la contraria. 

Los nómadas digitales pertenecen a la familia de los trabajadores remotos, y se distinguen del resto de miembros de su especie por cambiar de lugar de residencia con frecuencia y trabajar 100% online. También padecen de encasillamiento colectivo, ya que entre sus miembros hay variedad de sectores y perfiles.

El motivo principal por el que el (la) nómada digital rechaza el modelo de trabajo tradicional -aquí entendido como oficina y horario de 9h. a 18h.- es por su convencimiento de que la flexibilidad laboral  y el alto rendimiento son vinculantes. Cuestión de valores y necesidades vitales.

 

3. “Una pyme no puede ser flexible”

Qué manía tenemos con encasillar. Y qué mala reputación tienen las pymes en nuestro país. 

Recordemos que la flexibilidad laboral poco o nada tiene que ver con el balance anual, el sector laboral  o el tamaño de la plantilla. Más bien, con cómo esta es tratada y con la predisposición que muestra a probar nuevos métodos y procesos de trabajo.

La apertura y modernización del tejido empresarial español comenzó mucho antes de la pandemia de la COVID-19, y ya son muchas las pymes que, conocedoras de que el 53% de la población activa española prefiere modelos híbridos de trabajo que combinan la presencia en oficinas y el  teletrabajo,  han centralizado su estrategia de retención y captación de talento en este aspecto. 

 

Flexibilidad laboral en Wayco Abastos

 

4. ¿Trabajar desde casa me está convirtiendo en un holograma?

La excesiva virtualización de las relaciones laborales y la falta límites entre el espacio personal y profesional sigue pasando factura. Tanto, que Facebook, Google y Pixar han empezado a ofrecer servicios de apoyo psicológico y asesoramiento infantil a los empleados que teletrabajan.

Aquí en España, todavía estamos un pasito por detrás. 

Si hace poco amanecíamos con la noticia de que el 26% de los trabajadores confesaba sufrir problemas de salud mental relacionados con el teletrabajo,  de acuerdo con un informe de Mental Health Report, ahora es la  Organización Internacional del Trabajo (IOT) quien exige una mayor protección de los trabajadores a domicilio en materia de seguridad física y salud mental, a través de su informe Working from home. From invisibility to decent work

Estadísticas aparte, entre las muchas lecturas que podemos extraer es que  la marginalidad laboral existe, la gente conecta con gente y las plantas de interior se están viviendo su época dorada.

 

5. El trabajo a distancia pone alas al absentismo laboral en España

Aunque los vídeos de personas silenciando reuniones por ZOOM, “cachondeándose” del absentismo laboral y culpando a Internet por los proyectos inacabados, hayan sido nuestro salvavidas durante el confinamiento; hay quien se ha creído a pies puntillas que la flexibilidad laboral es eso.

Nada más lejos de la realidad, la pandemia ha aumentado de forma exponencial la visibilidad y el control del rendimiento sobre el trabajo ajeno. La prueba más evidente: el amparo legal a la monitorización de la actividad de los trabajadores remoto, a través de software de gestión y aplicaciones móvil. La filosofía del trabajo por objetivos y el culto a la optimización del tiempo es una realidad.

Incluso ya se habla de telepresencialismo, que equivale a dejar un rastro virtual visible para que nuestros superiores, piensen  que estamos conectados y trabajando horas extra. 

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